Llevo algo de retraso, pero es mi intención ponerme al día con las últimas películas que he visto y la última música que he escuchado.
En esta ocasión quiero hablaros y recomendaros el remake de la sueca, Déjam entrar, o lo que es lo mismo, Let me in. No es muy común encontrarse con un remake (sobre todo americano) que esté a la altura de la original y mucho menos que la supere. En este caso, el trabajo de los protagonistas es decisivo para que podamos afirmar esto último. Matt Reeves (Monstruoso) presenta una cinta poderosa y espeluznante mostrándonos que el terror puede ser elegante y nos mete un miedo en el cuerpo que no es el de siempre, el del mero susto, sino un tipo de agonía diferente, rara, incomodísima y, además, bella.
Chloe Moretz (la sorprendente heroía de Kick Ass) esta soberbia; cualquier alago se queda corto para la sobrecogedora interpretación de esta pequeña pero gran y prometedora actriz. Se come literalmente la pantalla, sólo da un poco de tregua a su compañero Kodi Smit-McPhee, carismático como pocos, capaz de, a sus excasos 14 años, robarle planos al mismisimo Vigo Mortensen en La Carretera.
Habiendo visto la original, puedo deciros que el remake es muy muy fiel, en ocasiones copiando plano a plano, pero manteniendo siempre un enfoque independiente, aunque quizá es más dura, más agresiva que la de 2008. La historia es de por sí, compleja, ahonda en miserias humanas, en relaciones que una mente normal, una mente sana, no puede entender o concebir. Un retrato de lo que el amor puede llegar a hacernos, lo que podemos llegar a arriesgar o perdonar cuando alguien nos importa.
Como siempre, el estado de animo es un punto a tener en cuenta para ver, no esta, cualquier película; ir a ciegas, te puede salir muy mal... Así que si necesitas un chute de positivismo, de buen rollo y de alegría por la vida, ni se te ocurra ver esta película... Si tienes un día oscuro, pero el amor habita en ti, es el momento propicio para ver Let me in.