[Crítica] Más allá de la vida

Lo nuevo de Clint Eastwood es como poco elegante, sugerente, sutil y demoledor. No soy una enamorada del trabajo de este hombre, he de reconocerlo, soy una de las pocas personas que no le terminó de encontrar el punto a Million Dollar Baby o que directamente aborreció Mystic River y soy consciente de que por ello, soy una rareza de la naturaleza humana... no puedo evitarlo, eso me encanta. Gran Torino o Invictus me cautivaron, pero no soy una fan de Mr. Eastwood como director.

Quizá por ello, no fui con altísimas expectativas a ver Más allá de la vida y precisamente por ello me sorprendí tanto. Unos efectos visuales,, sobre todo al inicio del film, impactantes, tres historias a cada cual más sobrecogedora y una forma de narrar pausada, lenta pero constante y fluida hacen que sin darte apenas cuenta estés envuelta por esa atmósfera tranquila y asfixiante a la vez que Clint Eastwood tiene a bien crear. No se trata de una película de catástrofes aunque al principio lo pueda parecer, tampoco es una película de historias cruzadas aunque se desarrolle en tres ciudades diferentes con tres personajes como hilos conductores. Todo es muy honesto y muy directo, también.

Todo parece estar cuidado al detalle, pero como los grandes trabajos se ve el magnifico resultado final y no el esfuerzo que hay detrás; absolutamente todo parece que se da por si solo, no hay nada forzado ni en la historia, ni en los personajes. Una banda sonora tremendamente cálida nos guía a lo largo del film sin que nos percatemos pero haciéndose cada vez más decisiva.

Los actores también están soberbios, sobre todo Frankie y George McLaren, los gemelos londinenses cuya historia me ha llegado tan profundamente que aún no he conseguido recuperarme del todo. Matt Damon está correctísimo y es que este hombre es tan minucioso y matiza tanto que a veces parece que ni actúa, ¡menuda naturalidad!

En definitiva una pequeña gran película que hace que lo inmensamente difícil parezca sencillo y que es capaz de emocionarte, destrozarte y dibujarte una sonrisa en la cara todo en el mismo segundo. Es algo casi poético.

Solo como apunte, ojo al pedazo de photoshop del cartel... Estaría genial si Mat Damon no hubiese cumplido aún los 20, ¿no?